Si cierro los ojos oigo el rumor sosegado de nuestro mar. Si siento mi piel, noto la brisa marinera. Si huelo, percibo sal, arena y pino. Si abro los ojos soy consciente de dónde estoy, de la belleza de todo lo que me rodea, del placer de hacerlo todo con calma, a nuestra manera.

En La Menorquina somos conscientes de cómo sabe el placer más tranquilo y gustoso, el de las cosas bien hechas, con paciencia, cariño y cercanía. Por eso, elaboramos nuestras recetas artesanas con ingredientes naturales: nata, frutas y frutos secos de nuestra tierra y cacao de origen sostenible certificado.

No es una manera de hacer las cosas, es un estilo de vida, es un auténtico placer. Y ese placer es todo nuestro.

HISTORIA

ALGO MUY NUESTRO

Llevamos muchos años haciendo las cosas a nuestra manera, a La Menorquina. Pero hasta llegar a convertir nuestro saber hacer en un estilo de vida, hemos andado mucho.

1940

1940

A veces el destino te marca el camino. El del joven empresario Fernando Sintes fue un billete premiado de lotería, gracias al cual pudo abrir su primera fábrica en Alaior (Menorca) y empezar a construir los cimientos de la heladera más importante de España.

1943

1943

La ilusión del joven artesano siempre fue que sus recetas llegaran a todos, niños y mayores, así que comenzó a distribuir sus helados por la isla de Menorca con carritos.

1945

1945

Para dar un servicio más personalizado en la calle, Sintes instaló en Ciutadella el primer mostrador con un arcón.

1950

1950

Fernando Sintes tenía una visión: llevar sus helados y pasteles artesanos a todos los restaurantes de la isla. Y para ello le sobraban ideas, así nació la primera tienda. Desde ese momento, creatividad e ingenio pasaron a formar parte de la filosofía de la empresa.

1957

1957

Por primera vez, la repostería y el mundo de los helados se unieron en lo que se llamó Bombón 57, un producto totalmente revolucionario que lleva el nombre del año de su nacimiento.

1959

1959

Siguiendo la línea del primer mostrador, y rozando ya la década de los 60, nació un nuevo formato que se instaló en diferentes ciudades de la isla: el kiosco de helados de La Menorquina.

1965

1965

A mediados de los sesenta, cada vez había más competidores. Pero La Menorquina no quiso frenar su ascenso, así que decidió comprar la empresa barcelonesa Helados Marisa y posteriormente fusionarse con la multinacional Beatrice Foods. Y todo manteniendo el control de la gestión y sin perder esa forma de hacer las cosas que ya eran marca de la casa.

1976

1976

La incorporación imparable de frigoríficos en las casas hizo que explotara el consumo de tartas en el entorno familiar. Los consumidores podían conseguirlas en las tiendas de proximidad.

1980

1980

Inspirado en los chefs franceses, que servían el helado como postres en ocasiones especiales, Sintes lo adaptó y ofreció al mercado nacional las frutas heladas. Se pelaban y se rellenaban manualmente. Los restauradores más innovadores no tardaron en hacerlo suyo.

1980

1980

Ese mismo año, y con el objetivo de mostrar la gran variedad de productos y recetas, se imprimió el primer cartel de La Menorquina.

1981

1981

La Menorquina arrancó la década con fuerza, pues inauguró una nueva tienda de helados, en la que se ofrecían a los paseantes postres y otros productos refrigerados.

1982

1982

Un año después, La Menorquina cruzó el Mediterráneo para asistir con un stand propio a su primera feria en la ciudad de Barcelona.

1987

1987

Otra de las grandes innovaciones industriales fue la tarta al whisky, gracias a que su bizcocho era extrusionado. Tal fue el acierto que, a día de hoy, el acabado sigue siendo el mismo, manual, como en aquel entonces.

1990

1990

En la década de los 90 el saber hacer de esta familia menorquina y el emblema de su estilo de vida ya se exportaban a 24 países. 

1995

1995

En la década de los 90 se produjo el boom de las tartas heladas en Navidad. Se servían en cajas de poliestireno y fueron todo un éxito entre las familias españolas.

2015

2015

Con motivo de su septuagésimo quinto aniversario, La Menorquina mantiene el legado de aquel joven e intrépido pastelero conocido como “El Mestre”.

2022

2022

En 2022 recuperamos las recetas históricas de Fernando Sintes para aprovechar la riqueza inigualable de las materias primas de nuestra tierra. Y relanzamos la compañía con un nuevo posicionamiento de marca que quiere rendir homenaje al placer, a esa forma de disfrutar tan menorquina, tan de casa, tan nuestra.

Certificados ICA343 e ICA273

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